Dicen que las comparaciones son odiosas y realmente lo son. Pero... ¿Qué cambió tanto de este Boca de Ibarra al Boca de Battaglia? ¿Qué cambió tanto para que haya dado vuelta esta historia? Una historia que parecía clausurada en este 2022, ya sin chances en el campeonato local, mirando la Copa Argentina con un poco de desconfianza... Pero todo eso cambió y por varios factores.

El Boca de Battaglia dependía mucho de actuaciones individuales del medio hacia arriba. Tenía mucha más contundencia. El Boca de Ibarra logró una solidez defensiva que, evidentemente, antes no la tenía. Y eso que no puede repetir la defensa en forma continua. Las lesiones y las selecciones que convocan a nuestros jugadores hacen que se tenga que rotar. Evidentemente ha logrado una solidez y una comprensión en sus jugadores que hacen que Boca termine muchos partidos con el arco en cero.

Una de las diferencias fundamentales es que juega Alan Varela y no de repente Esteban Rolón, Pulpo González o el mismo Jorman Campuzano, jugadores que jugaron mucho con Battaglia. Para esta defensa, Varela es un factor de colaboración permanente con las pelotas que roba en el mediocampo. También lo es en la salida. Le da una salida limpia.

Ya tenemos dos diferencias esenciales: deja el arco muchas más veces que lo que pasaba con Battaglia y la confirmación de Varela en el centro del campo de juego. También podemos mencionar la recuperación del nivel de Pol Fernández, quien había bajado su rendimiento en relación al que habíamos visto en la época de Miguel Ángel Russo; con Battaglia bajó su rendimiento e inclusive en los primeros partidos de Ibarra. Ahora volvió a ser el jugador que nosotros conocíamos y que, al lado de Varela, constituyen un tándem que le facilitan las cosas tanto a la defensa como al ataque.

Es cierto que Boca perdió poder ofensivo comparándolo con el equipo de Battaglia. Ese equipo era más contundente y llegaba más al arco, el de Ibarra llega menos pero es más contundente a la hora de marcar. En los partidos frente a River, Lanús, Atlético Tucumán, Colón, entre otros, Boca convirtió en los últimos 15 minutos de partido. Convierte y sella el resultado en los últimos 15, no así en el partido frente a Godoy Cruz, algo que hizo en el primer tiempo.

Esto también quiere decir algo: el buen estado físico del plantel, juegue quien juegue. Si antes decíamos que Boca se caía en los segundos tiempos y la preparación física no era la adecuada, ahora podemos decir que presiona, marca y busca con actitud y coraje... De esta manera te gana los partidos en los segundos tiempos. Esto se debe a una excelente preparación física y nivel físico de los jugadores que se nota. Esto es una obra de Alejandro Blasco, el preparado físico con el que trabaja Ibarra, junto con el profe Aquino. Le han dado un estado atlético que hace rato no se ve en Boca. Este es el motivo fundamental en el juego de las comparaciones y de las diferencias entre un Boca y otro. El estado físico del plantel es superlativo. Esto ayuda a que el equipo pueda tener un determinado nivel durante los 90 minutos: presionar, recuperar y atacar hasta el final del partido. En el juego de las diferencias, la preparación física es uno de los motivos esenciales y fundamentales que diferencian a este Boca con los anteriores, tanto el de Russo como el de Battaglia.

Este Boca tiene un estado atlético mucho mejor. Para mí es una de las principales armas para este cambio, renovación y esperanza de llegar a fin de este 2022 y poder agrandar la cantidad de estrellas en el escudo que Boca ya tantas tiene. La preparación del profe Alejandro Blasco merece un cuadro y un comentario aparte.