Desde el cambio de mandato en Boca, con Ameal y Román como ejes del proyecto, la estructura del Club comenzó a cambiar. Principalmente, una inyección de sentido de pertenencia con jugadores que saben lo que es levantar Copas con la Azul y Oro. Entre esto, está el propio Riquelme y el Consejo de Fútbol, conformado por Delgado, Cascini, Bermúdez y Chicho Serna, que se sumó recientemente.

Algunas de las primeras medidas que tomó el CDF, tuve repercusión en los medios públicos. Pero el tiempo le dio la razón y puse en jaque que las decisiones fueron las correctas. Y si nos detenemos en los pibes, nuestro oro más preciado, hay que sacarnos el sombrero.

Podemos estar de acuerdo o no, pero miremos para atrás. Cuando apenas asumió Battaglia, el MVA (Medina, Varela y Almendra) sacudió el presente plano que tenía el fútbol de Boca. Todos se llenaron la boca sobre el mediocampo Xeneize. Pero desde las experiencias, pusieron paños fríos al trinomio. Medina, empezó a alternar entre titularidades y suplencias. Una rotación lógica, que hoy le da una espalda de 58 partidos en la máxima división.

Agustín Almendra tuvo su gran presente, pero altercados personales lo llevaron lejos del equipo de Battaglia. Y Varela, uno de los mejores actualmente en el Boca campeón, no hace mucho hasta bajó a reserva, pero sin tener rodaje en los partidos. Aprendió la lección, resurgió y hoy la vuelve a romper.

Ni hablar de aquellos futbolistas que han pasado por un perfil más bajos en la exposición mediática, como Vázquez o Zeballos, que cada vez que juegan, piden más pista dentro de la carrera por ser titulares. Todos, a fuego lento. Sin saltear etapas. Sin quemarlos. Y exprimiendo al máximo, cada oportunidad que se les brindó.

El mundo Boca hay que saber vivirlo. Te puede llevar puesto y dejar afuera del club más lindo. Las exigencias son diferentes a cualquier otro equipo. Y así es el mensaje que bajan desde la cúpula. Y se seguirá haciendo: en el debut ante Arsenal, en el banco de suplentes volvió a estar Valentín Barco, una de las estrellas de las inferiores. Y en su camino, tuvo que acomodar el carril cuando le tocó. Bancó su nueva oportunidad con Ibarra, luego de ser sustituido de la titularidad, volvió a ganar confianza, ritmo y estuvo presente en la Bombonera.