Juan Ramírez llegó a mediados de 2021, procedente de San Lorenzo y con un conflicto de por medio. El jugador había puesto sobre la mesa su voluntad de jugar en Boca y contra la voluntad de los dirigentes azulgranas, alcanzó su objetivo.

Llegaba con un presente realmente prometedor en aquel momento. De buen pasar por el ciclón, arrastraba una itinerante trayectoria. Nacido futbolísticamente en Argentinos Juniors, pasó por la MLS y la Liga española sin haber dejado mucha huella. En su regresó al fútbol argentino aterrizó en Talleres de Córdoba, donde configuró tan buen rendimiento que San Lorenzo puso los ojos en él.

En Argentinos Juniors fue parte del ascenso a primera división en 2014. En aquella excursión compartió plantel con alguien que luego sería clave y fundamental para su llegada a Boca. Al lado de Riquelme jugó 18 partidos, gestando alguna que otra sociedad para llegar al gol. De los 5 goles que hizo Román, en 2 lo asistió JR.

Riquelme sabe realmente lo que Ramírez puede dar como jugador. Por ello también en su momento hizo fuerza para traerlo. Salvo en un Superclásico frente a River en el Único de La Plata, donde JR hizo amonestar a medio equipo millonario, en el resto de los partidos que defendió la azul y amarilla siempre estuvo en deuda con el público.

No es la primera, ni será la última vez que Boca ubica donde corresponde a un jugador que llega con una prometedora mochila y sin embargo el afamado mundo Boca lleno de presiones durante las 24 horas, te pone en su lugar. No todos están hechos para jugar en Boca y con esto no quiero decir que no tengan talento o técnica. Pero en Boca se necesita algo más. Y hasta ahora Ramírez no lo sacó a la luz.

Durante los ciclos de Russo, Battaglia e Ibarra, JR tuvo más de una oportunidad. Mejor dicho, cada uno de los entrenadores le tuvieron mucha paciencia. Sin embargo, con ninguno pudo ganarse la titularidad indiscutida. Si bien es cierto que debió atravesar momentos personales duros con su madre enferma, el fútbol nunca apareció como una vía de escape a esas preocupaciones. Al contrario, las arrastraba con él.

Vaya si tuvo oportunidades. Yendo en contra del clamor popular, alcanzó los casi 100 partidos. Lamentablemente y sobre todo en el último tiempo, se ha convertido en uno de los jugadores más resistidos del plantel. Su nivel no fue el mejor cada vez que tenía una oportunidad. Desde que llegó a Boca jugó 91 partidos, hizo 2 goles (Defensa y Arsenal) y sufrió 1 expulsión (Talleres). El equivalente a los minutos que jugó corresponden a 51 partidos, un número que dista mucho de los 91 que protagonizó y de los cuales solo en 57 arrancó como titular y solo en 9 completó los 90 minutos.

En el inicio de un nuevo ciclo Diego Martínez será su cuarto entrenador en Boca. Y al parecer, al menos en los amistosos lo tuvo en cuenta. Fue titular en 2 de los 3 partidos que Boca jugó en la pretemporada. Y sobre todo en el último frente a Talleres ha jugado un muy buen primer tiempo.

Frente a Platense comenzará la hora de la verdad, no solo para Ramírez. Sin dudas JR es uno de los preferidos, ya que pese a su recurrente bajo nivel, los dirigentes no han tenido intenciones de negociarlo. 2024 dirá si el caso JR sigue siendo tan particular o de una vez por todas muestra todo su potencial. Ese potencial prometedor que lo sigue atando a Boca.