La segunda derrota consecutiva en La Bombonera puso nuevamente la reprobación del público en primer plano. A diferencia del partido contra Instituto cuando la mira hizo foco en Ibarra, Villa y Pol Fernández, en esta oportunidad los silbidos fueron dirigidos hacia todo el plantel.

Ya no se trata de si fallan los entrenadores, los interinos o si son o no del riñón del Club. El hincha explotó señalándose la camiseta contra los jugadores. Más allá de los resultados, los errores que Boca cometió frente a Monagas y este domingo contra Colón pintan un panorama realmente preocupante.

Jorge Almirón llega con cierta resistencia por sus últimas experiencias a nivel local e internacional. Sin embargo es el mismo entrenador que mientras Scaloni comenzaba su interinato en la Selección Argentina era pedido para que se haga cargo de la Albiceleste.

Cuando pudo insertar su idea, sus equipos se destacaron por mostrar un estilo bien definido.

Se repitió tanto en el último tiempo mientras Battaglia e Ibarra eran los entrenadores, que Boca no tenía identidad, que Boca salió a buscar un técnico justamente con identidad de juego. Te podrán gustar o no como juegan los equipos a los que Almirón les logró inculcar su idea, pero nadie podrá discutir que sus equipos no juegan a algo.

El nuevo entrenador tiene varios desafíos y muy poco tiempo para ejecutarlos. Desde ya que si alguien pretende ver un nuevo Boca el próximo miércoles en el Nuevo Gasómetro con tan solo dos entrenamientos, está totalmente equivocado.

Para bajar una línea clara de lo que se pretende se necesitan al menos varios entrenamientos consecutivos, un escenario que por lo pronto durante los próximos cuatro partidos no existe, ya que deberá jugar cada tres días.

Boca viene de ganar 1 título cada 6 meses durante los últimos 3 años. Con ese panorama no debería existir tanta presión o prisa como la que se le exige al equipo. Sin embargo, los actores principales reconocen que Boca debe jugar a la altura del plantel que tiene y hace tiempo que no lo hace.

La situación se puede entender tan límite como ambigua desde el optimismo o el pesimismo. Todo tiene que ver con el cristal con que se mire.

Si Almirón entiende que tiene uno de los mejores planteles del fútbol argentino y que simplemente desde el individualismo ha gritado últimamente campeón, puede entusiasmarse en sacar pronto esta situación adelante en cuanto pueda imprimirle algo de juego colectivo en pos de una idea clara.

No será una tarea fácil. Por conseguir buenos resultados sin una identidad clara de juego Boca llegó a esta instancia, donde paradójicamente para arrancar con el pie derecho, Almirón primero deberá primero ganar y después sobre la comodidad de la victoria imprimirle su identidad lo más rápido posible. ¿Por qué? Porque esto es Boca y hoy por hoy su identidad es desconocida.