Notas
El ex delantero Xeneize habló en exclusiva con Puro Boca sobre su pasado por el club, la Copa Libertadores 2012, el vestuario y el Mundo Boca, la actualidad del equipo y su deseo de regresar.
Por: Augusto Cesar
30 de abril de 2022
¿A qué edad
arrancaste?
De muy chico
arranqué en un club de barrio en el club Amistad y en Ameghino del partido de
Tres de Febrero, tenía 6 años. Ahí arranco toda lo que es mi infancia, la calle,
el barrio y los amigos. Después, profesionalmente, en Estudiantes de Buenos Aires
a los 12 o 13 años pegué el salto de las inferiores en Novena.
¿Cuánto estuviste
ahí en Estudiantes?
Hice Novena y Octava.
Ahí, directamente me subieron a Primera. En ese momento el técnico era Blas Giunta.
Teníamos una categoría que era muy vistosa, fuimos la primera categoría en salir
campeones de la historia de Estudiantes de Bs.As y era una categoría que
llamaba mucho la atención. Era habitual que el Cuerpo Técnico de Primera nos
vaya a ver en algunos partidos. En ese momento había una gerencia deportiva que
había agarrado el club para ayudarlo económicamente en las inferiores y nos
seguían de cerca. Existió la posibilidad de que a mí y a otro compañero nos
suban a Primera y es así que hacemos la primera pretemporada con 14 años. Después,
íbamos bajando a Cuarta o a Reserva, que se hacían los selectivos, y a los
cinco meses Blas me hace debutar contra Talleres de Remedios de Escalada.
¿Te acordás todo
de ese partido?
Me acuerdo de todo. Tenía 15 años y empatamos 1 a 1. Entré 15 minutos en la cancha de ellos y tenía un miedo terrible, imagínate, era una pulguita y los jugadores de ese momento en el ascenso eran enormes y te cagaban a patadas, te hacían la vida imposible.
¿Cómo surgió la
posibilidad de Boca?
A los 15 debuté en Estudiantes y a los 16 empecé a tener más continuidad con el Ruso Ribolzi, que después fue el ayudante de Basile en Boca en 2005. A los 16, casi para 17, estaba la posibilidad de que me compre Boca. Yo ya estaba en la selección juvenil y ya tenía una visibilidad mucho mayor a la que se tiene como el pibe que solo juega en el ascenso. Algo que me ayudó mucho fue que fui compañero del Pocho Lavezzi y él ya con 18 años era la joya del ascenso. Eso era un punto extra para que Boca ponga los ojos en mí.
¿Cuál fue el momento
en que Mouche y Boca aparecieron en la misma oración?
Estaba empezando
el primer semestre con 16 años. Vuelvo de un viaje de Panamá con la selección sub
17 por unos amistosos y ahí mi representante de ese momento me lo dijo. Ya en
el ambiente del club se venía diciendo que nos estaban viendo al Pocho y a mí porque
éramos unas de las atracciones. Antes de que termine el torneo se hace todo oficial
y me dejan unos meses más para que agarre experiencia y así pasar a Boca.
¿Qué fue para un
chico, lleno de sueños, que lo comprara Boca?
Fue algo que me sorprendió mucho. Estar en un equipo del ascenso, con lo poco que se veía a diferencia de ahora, para mí y para Lavezzi era una sorpresa tremenda. Era un sueño que cualquier pibe quería cumplir. Era un sueño llegar a un club de primera, imagínate a Boca. Lo tomé con mucha sorpresa y alegría. Hoy lo pienso y digo que no me di cuenta porque fue muy rápido, estaba en la selección y de golpe viene Boca para cerrar todo en unos pocos meses. En ese momento siendo tan pibe no lo viví como lo viviría hoy. No sé si lo disfrute tanto como lo haría hoy.
¿Cómo es el mundo
Boca?
Llegué de chico y no entendía nada. Llegué con 17 años de un equipo de tercera división. No sabía lo que era un vestuario lujoso, que te den botines de marca para entrenar, lo que era tener ropa de primera calidad. Un montón de cosas que no entendía las fui entendiendo con el transcurrir de los meses. Con una edad tan temprana, haber estado en Primera anteriormente me ayudó algo, pero ahí vi una exigencia mucho mayor porque se ve la calidad de los jugadores, la dinámica y la intensidad. Además, la repercusión que tenía, porque salía en los diarios y en las radios te nombraban. Fue un cambio brusco que con el tiempo uno va asimilando y se va acostumbrando. Cuando estas de muy pibe no te das cuenta lo que es. Le debe costar más al que viene de afuera que al que viene de adentro y ya vive en Boca desde chico. Es un mundo distinto. Todo el mundo sabe todo. En la calle y en el día a día todos te conocen, te exigen, te felicitan o te putean. Pasás del éxito al fracaso de un día para el otro. Te cambia la vida totalmente, no solo en lo deportivo sino en lo diario.
Saliste campeón y
estuviste muy cerca de la Copa Libertadores ¿Cómo viviste esa época de mayor
exposición?
La Libertadores fue la espina que me quedó clavada antes de irme y me va a quedar por el resto de mi vida porque es muy difícil llegar a una final. Además, el equipo estaba en un muy buen momento, venía de salir campeón invicto y al poco tiempo salió campeón de la Copa Argentina. Fue duro porque como equipo teníamos una confianza impresionante de que estaba muy cerca y se podía lograr. El tema de exposición no te das cuenta de nada porque estás en el club más grande de Argentina y de los más grandes del mundo, estás en la cima y te sentís poderoso.
En un momento dijiste
que te querías ir porque no se te valoraba. ¿Te arrepentís?
Lo tomo como una experiencia que no la volvería a repetir. Como dije, no te das cuenta en el lugar que estás. Hoy no hubiese actuado de esa manera, no lo volvería a hacer. Quizás lo diría lo mismo, pero de otra forma o con la gente que lo tenía que decir, pero en ese momento lo sentí así. Son cosas de pendejo que no tienen sentido. No me arrepiento, pero sí espero que me haya servido de experiencia.
Conviviste con
Riquelme, Palermo y otros referentes. ¿Era bravo el vestuario?
Del vestuario se habla siempre. Yo lo que notaba era que eran dos ídolos del club que, si bien tenían diferencias, ellos adentro no lo hacían notar porque se respetaban. Nunca tuvieron una discusión o falta de respeto dentro del grupo, si lo hicieron de forma íntima nadie se enteró. Eso es lo que yo rescato de dos líderes. Para mi fueron dos líderes, cada uno con sus cosas buenas y malas.
Después de Boca fuiste
a Turquía y pasaste por otros países. ¿Hay algo que se parezca a lo que es Boca?
Todos los equipos grandes tienen este tipo de presión. Que se hable del rendimiento, de crisis, del rendimiento, de la dirigencia o jugadores es normal. Lo pasé en Palmeiras, en Colo Colo, en Olimpia y en San Lorenzo. Obviamente algunos con más o menos exposición, pero el mundo Boca está un escalón más arriba porque está catalogado como uno de los mejores clubes del mundo y en todos lados lo conocen. Todo el mundo dice que es un caos, pero para mí es extraordinario. Que un club genere eso, es algo que no se explica.
Hoy, mirando para
atrás, ¿te quedo algo pendiente? ¿Cómo evaluás tu paso por Boca?
La aparición en 2008-2009 fue muy buena. Cuando volví de la lesión y el técnico (Ischia) me empezó a utilizar con mas frecuencia, fue una aparición rápida e imponente. Después, en el segundo semestre 2009-2010 fue un bache de altibajos muy grande del que me costó salir. En ese momento no le encontraba el rumbo y estaba sin confianza. Ya con Julio Falcioni, en 2011, fue mi pico y lo tuve más sostenido que en 08-09. Fue mi punto de mayor exposición y derivó en la venta. Ahora, ¿me tenía que haber ido? Y todo el mundo busca progresar. Todos los pibes de Boca son criticados porque se quieren ir, pero es porque acá en argentina es muy difícil hacer una diferencia económica. En ese momento sentía que me tenía que ir y esperaba con el tiempo volver, pero no se dio. Creo que mi paso por Boca fue extraordinario, lo viví con mucha pasión y fue un orgullo increíble.
¿Cuál fue el DT
que más te marcó?
Ischia me marcó
porque me hizo debutar en la Primera de Boca, me dio una oportunidad. Me hizo
vivir una experiencia muy linda porque era un pibe que estaba en rebelde y no
tenía continuidad. Lo mismo que hoy les pasa a los pibes que entran y salen, a
mí me pasó. No era consciente que en ese momento el titular era Rodrigo
Palacio, no era consciente que delante mío estaba un tipo que era recontra
crack y le exigía al entrenador algo imposible, Ischia me lo hizo entender. También
está Julio, que me dio ese respaldo de que la 7 sea mía.
¿Está en tu cabeza
la idea de volver?
Tengo muchas ganas. Me gustaría terminar mi carrera ahí. Tuve la oportunidad cuando estaba en Turquía al año y medio de que me fui, pero los turcos no querían saber nada. Siempre me quedó ese deseo. ¿A quién no le gustaría terminar la carrera en Boca?
¿Seguís el día a
día?
Siempre sigo a Boca
esté donde esté. Veo cómo juega y contra quién, porque desde el día 1 que me
fui voy a seguir siendo hincha. De este Boca veo un equipo que está en
formación, que en estos dos últimos mercados llegó gente nueva y que tiene a un
DT que se ratificó hace poco. Aun no tienen la estabilidad que se necesita y
tiene altibajos normales de un equipo en formación.
Fuiste compañero
de Román. ¿Cómo lo ves en su nuevo cargo?
La relación con
Román siempre fue buena. Algunos lo llaman diferencias, pero son las de un
pendejo de 20 años con un referente. Siempre hubo mucho respeto. Su puesto de
hoy requiere mucha responsabilidad, creo que lo está haciendo bien, este mercado
fue muy bueno que era lo que requería Boca para la Copa Libertadores. Es el
camino correcto y esperamos que lleguen los resultados.
¿Qué tiene de
distinto este Mouche al que se fue de Boca?
Uno cambió un montón, fue viviendo experiencias que lo hicieron ver que había que hacer cosas de otra forma. No soy más ese Mouche de 23 años cuando se fue. Soy un jugador más pensante, más armador. Estoy mucho más tranquilo en todo sentido.
Si alguien te
dice que te quiere de nuevo en Boca ¿Aceptas?
Sería el broche de oro para terminar una carrera espectacular y me sentaría a firmar en cualquier momento, ya mismo.
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