"Hay que ser jugador de Boca las 24 horas de los 365 días", es una frase que se repite día a día en el Predio de Ezeiza y en La Bombonera cuando algún jugador comete algún acto fuera de lo deportivo, que llama la atención de los medios. Te dicen: "tienen que ser noticia por lo que hacen adentro de la cancha, no por estas cosas". Totalmente valida y cierta. Pero la regla tiene que ser pareja para todos. Y eso incluye al DT.

Hugo Ibarra jugaba un partido con el Senior mientras el líder del torneo, su próximo rival, jugaba su partido correspondiente a la fecha anterior del torneo argentino. El DT de Boca puede mirar, lógicamente, el partido de Atlético Tucumán cuando lo desee por la cantidad de alternativas tecnológicas que hay a disposición. Pero hay que ser y parecer.

Si sos el DT de Boca y juega tu próximo rival, que encima es el líder del campeonato, que parezca que te importa. No hay necesidad de mostrarte jugando al futbol. Hace poco Schiavi dijo que Ibarra no quería ser DT. Y La verdad, por estas cosas, parece que tenía razón. No lo siente.

Uno, siendo periodista, mira muchos partidos por semana. Imaginamos que al DT de Boca debe interesarle ver al próximo rival. Varios jugadores, seguramente, lo vieron. Pero su DT aparecía en todos los medios jugando al futbol y muchos colegas se preguntaban: ¿Qué hace Ibarra jugando al futbol mientras juega Atlético? Seguramente ellos también se lo preguntaban.

Ser y parecer. Es el DT de Boca. Tiene que parecerlo, también. Porque las especulaciones crecen, los rumores se agigantan y todo le hace daño a Boca.

Si no le interesa, que se vaya a su casa. Que mire una serie sino quiere ver el partido. Que no juegue al futbol a la misma hora y encima un encuentro televisado por el Canal del club.

Falta de inteligencia. No es grave. Es innecesario. Un DT inexperto. Un club demasiado grande.