Por Boca han pasado grandes jugadores, por su nombre o por su trayectoria, pero no todos han destacado. El caso de Alberto 'Beto' Márcico es todo lo contrario. Considerado ídolo de Ferro, el Beto se puso la casaca Azul y Oro y rindió a la altura de las circunstancias.

¿Se puede ser ídolo de dos clubes? Claro que sí. Antes de ser amado en Ferro Carril Oeste y en Boca, Márcico tuvo que crecer y tomar experiencia. Su carrera comenzó en el club de Caballito y sin haber pasado por las divisiones de ningún club. Fue Carlos Timoteo Griguol quien lo hizo debutar en la primera con 20 años. Su primer partido en la máxima categoría se produjo el 6 de agosto de 1980.

Entre 1980 y 1985 se desempeñó en el club que lo vio nacer mientras la institución pasaba por una época dorada. Fue campeón nacional en 1982 ante Quilmes y en 1984 ante River Plate. Allí jugó 210 partidos y convirtió 43 goles.

Tras su paso por Ferro decidió irse a jugar a Francia, precisamente al Toulouse. Estuvo desde 1985 y 1992. Disputó 227 partidos y convirtió 62 goles. En Europa siguió demostrando su gran calidad.

Márcico, de gran habilidad y ya con una larga trayectoria, llegó a Boca en 1992 y fue muy bien recibido por los hinchas Xeneizes. Su debut se produjo el 23 de marzo cuando Boca recibió a Platense en La Bombonera. Allí, los dirigidos por Oscar Tabárez, vencieron al Calamar por 2-0 con goles de José Luis Villarreal y Sergio Saturno. A los 81 minutos de partido, Gabriel Amato reemplazó a Márcico y tras el cambio fue ovacionado en lo que fue su primer partido.

Con el Xeneize consiguió 3 títulos: Apertura 1992, Copa Máster 1992 y Copa de Oro Sudamericana 1993. Con su técnica e inteligencia fue uno de los símbolos del famoso Apertura 1992. Se convirtió en líder, ídolo y capitán, pero luego de una interna en el plantel y con la llegada de Mauricio Macri a la presidencia y Carlos Bilardo al banco de suplentes, se fue de Boca en 1996.

Continuó su carrera en Gimnasia La Plata (1996-1998), aunque antes de arribar al Lobo tuvo un ofrecimiento de volver a Ferro, pero Márcico se inclinó por el club platense ya que Griguol lo convenció de jugar allí. Fue subcampeón del Torneo Clausura 1996, en donde tuvo grandes actuaciones y anotó 10 goles, dos menos que el goleador del certamen, Ariel López.

Jugando para Gimnasia estuvo en una goleada por 6-0 a Boca en La Bombonera y tras su gol fue ovacionado por el público bostero. En el Lobo jugó 31 partidos, logró convertir 10 goles y finalmente se retiró en la institución de La Plata en 1998.