Hace algunas semanas, Battaglia fue tapa de diario en todo el país. El Consejo de Fútbol parecía que tendría que tomar alguna determinación con el cuerpo técnico. Y su continuidad pendió de un hilo. El propio técnico, manifestó estar con fuerzas y el grupo lo respaldó.

En partidos dónde generalmente le da ritmo a los habituales suplentes o aquellos jugadores que son recambios, el cuerpo técnico tomó la decisión de romper con la estructura. Pateo el tablero y ante Barracas Central puso de lo mejor que tuvo a disposición. Ganó y se clasificó a los cuartos de final de la Copa de la Liga, una fecha antes.

El barco de Battaglia comenzó a andar. ¿Y por qué el de él? Porque tomó decisiones por fuera de las recomendaciones del Consejo, que todas las semanas mantienen conversación permanente con el líder del grupo. A pesar de haber sido castigado al mismo tiempo que Almendra, Varela volvió a ser el cinco de Boca. Salvio que quedó sentado en el banco de suplentes, volvió a ser titular. Y Pol Fernández regresó a su hábitat natural. Y los cambios dieron un gran aprobado.

Hoy el futbolista con más títulos en la historia Xeneize, llegó a un récord de cuatro victorias consecutivas desde que está al mando. Con el plus de que esos cuatros encuentros, tampoco recibió goles. La fórmula perfecta: ganar y que no te conviertan.

Ahora está en semifinales. Ayer el mástil se enderezó y dejó en el camino a Defensa y Justicia. Le quedan dos partidos de local de la Copa Libertadores y se define el pasaje a los octavos de final. En tres semanas, Battaglia puede llegar a un título y lograr el segundo gran objetivo, de estar en la próxima fase internacional. Su barco marcha y lo hace con sus propias coordenadas.