Con la pronunciada ausencia de una gran cantidad de futbolistas, a los cuales el entrenador decidió darles descanso pensando en la revancha del día martes frente al Corinthians de Brasil por los octavos de final de la Copa Libertadores de América, Boca encaró el parido frente a Banfield con dificultades que claramente quedaron en evidencia desde el primer minuto del encuentro y se sostuvieron a lo largo de todo el partido.

Desorganización táctica, groseros desacoples defensivos, extremada distancia entre el posicionamiento de la última línea y la zona de volantes y algunos rendimientos individuales poco más que para el olvido, son los principales argumentos en los cuales debemos pararnos para entender la tamaña paliza futbolística que el humilde Taladro de Claudio Vivas le propinó al conjunto Xeneize una fría noche de viernes ante todo su público en la mismísima Bombonera.

La innecesaria expulsión de Izquierdoz en el último partido frente a Unión, sumada a la sanción de oficio que sufrió Zambrano, la lesión de Figal, la llamativa situación de Campuzano y el alejamiento definitivo de Eduardo Salvio del club, debilitaron en demasía a un equipo alternativo que cada vez que se presentó como tal, mostró aspectos competitivos más allá de cualquier resultado ocasional que esta vez no supo ni pudo demostrar.

Está claro que puertas adentro del mundo Boca lo más importante esta por jugarse entresemana, de la misma manera que queda también muy claro que con esta versión en cancha y sus protagonistas actuales, el equipo alternativo de ninguna manera está en condiciones de pelear por algo importante dentro del marco de la competición local.

A veces, el fortalecer un equipo como ha logrado Battaglia en el último tiempo, no es sinónimo de fortalecer un plantel, en este aspecto, queda claro Boca retrocedió varios casilleros en los últimos días.