Hoy Defensa está muy lejos de los puestos de punta. O, mejor dicho, está más cerca de los últimos que de los primeros. Igualmente, nadie puede decir que es sencillo ir a jugar a Varela. Porque pese a los malos resultados de este año, el Halcón normalmente sabe a lo que juega. Y ahí va Boca, a intentar ganar de visitante por primera vez en la Era Ibarra, que hasta acá por Torneo local perdió con Patronato, Argentinos, San Lorenzo y empató con Racing. Es decir, sacó 1 punto sobre 12 en juego.

Para Boca es imprescindible ganar. Porque sino empezaría a despedirse muy prematuramente del torneo. Si bien quedan 39 puntos en juego, está muy lejos de la punta. Pero más que imprescindible es volver a tener una buena noche. Una noche de las confiables. Una noche en la que el equipo tenga algo de lo que mostró con Estudiantes en la Bombonera.

El equipo de Ibarra viene de un partido espantoso en la cancha de Boca. Fue 0-0 con Central pero generó una sola jugada de peligro basada en juego asociado, que fue la que terminó con el remate por arriba de Óscar Romero.

El día que Tévez volvió a su casa, faltó fútbol de Boca. No hubo jugadores que tuvieran el mismo idioma en la cancha. Y tampoco hubo rendimientos individuales que fueran para aplaudir. Salvo Rossi, que atajó otro penal y otra vez salvó a Boca, y un poquito de Villa, que aunque aparezca poco siempre inventa algo distinto, el resto no se destacó en nada...

Por eso el domingo, este domingo, para muchos tiene que tener sabor a revancha. Un partido no va a devolver nada de lo que Boca no obtuvo hasta acá. Pero un buen encuentro genera confianza. Individual y grupal. Ahí va Boca. En busca de la levantada. Y sabiendo que, si no cambia a tiempo, el golpe puede ser durísimo.