A la puerta de un partido que puede empezar a definir la vida de Boca en la Copa Libertadores, una nueva preocupación aparece en el horizonte del equipo de Battaglia: la irregulridad. El que dice que puede analizar cómo se dará el próximo partido de Boca, miente. Ni el más sabio estudioso del fútbol puede descifrar en la previa de un partido, como va a jugar el equipo de Battaglia.

En el torneo local gana de visitante partidos complicados, pero deja puntos insólitos jugando como local. En la Copa Argentina, sufre ante rivales menores, pero termina clasificando por jerarquía. En la Libertadores, que es en definitiva el gran objetivo ganó uno y perdió uno.

En Cali, buen primer tiempo. Parecía que se lo llevaba. La historia fue otra, terminó perdiendo 2-0. Ante los bolivianos de Always Ready, lo ganaba 1-0 desde el inicio. Terminó con triunfo 2-0, sufriendo y jugando mal.

Este equipo tiene la particularidad de ser irregular hasta en el mismo partido. Primer tiempo muy bien; segundo para el olvido. Y viceversa. Ahora se viene Corinthians en Brasil, el tercer partido de esta Libertadores que puede empezar a definir el futuro del Xeneize en el certamen.

Analizar cómo se puede dar el partido es un trabajo riesgoso y muy complejo de dilucidar. Lo que sí está claro, es que los de Battaglia deberán sumar por lo menos un punto para poder pensar con mayor tranquilidad en el viaje a La Paz, a jugar su último duelo de visitante en la fase de grupos.